Una monja sin hábito, con las espaldas de un cargador de muelles y las manos delicadas de una bailarina, preparaba el pan en moldes redondos y rectangulares, los cubría con un paño blanco mil veces lavado y vuelto a lavar, y los dejaba reposar junto a la ventana, sobre un mesón de madera medieval.

— Afrodita, Isabel Allende
Sin comentarios

Lo sentimos, el formulario de comentarios está cerrado en este momento.